¿Qué ver en Filipinas en 5 días?

¿Cinco días en un país con más de 7.000 islas? Parece una locura, lo sé. Pero si eliges bien, Filipinas puede ofrecerte una ruta inolvidable: playas de arena blanca que parecen sacadas de un catálogo, arrozales infinitos, volcanes activos y ciudades vibrantes con cicatrices históricas. Todo en un solo viaje.

Desde nadar entre peces de colores en arrecifes de coral hasta caminar por calles empedradas que huelen a pasado colonial, este itinerario te lleva directo al corazón del archipiélago. Lo mejor: combina aventura, cultura y descanso. Y aunque sea una escapada exprés, te prometo que Filipinas se te quedará pegada a la piel.

Día 1 – Manila: Vida entre murallas, héroes y puestas de sol

Filipinas te da la bienvenida con una ciudad tan contradictoria como fascinante: Manila. Caótica pero con alma, moderna y nostálgica a la vez.

Empieza temprano, cuando el calor aún no aprieta, y adéntrate en Intramuros, el antiguo casco histórico amurallado. Caminar por sus calles de adoquines es como abrir un libro de historia en carne viva. Visita el imponente Fuerte Santiago, testigo de siglos de conquistas y resistencia. Y no te pierdas la Iglesia de San Agustín, la más antigua del país: su interior barroco, declarado Patrimonio de la Humanidad, te dejará con la boca abierta.

Haz una pausa a media mañana en Rizal Park, el pulmón verde de la ciudad y lugar de homenaje a José Rizal, héroe nacional. Sentarse en un banco bajo la sombra y ver la vida pasar es también parte del viaje.

Por la tarde, refúgiate del calor tropical en el Museo Nacional de Filipinas. Sus salas recorren la historia del país desde los antiguos pueblos indígenas hasta el arte contemporáneo. Ideal para entender la complejidad (y riqueza) cultural filipina más allá de las postales.

Y al caer la tarde, busca el paseo marítimo de Baywalk, junto a la bahía. Es uno de los mejores lugares para ver el atardecer en Manila. Mientras el cielo se tiñe de naranja y morado, puedes tomar algo en alguno de los bares frente al mar. Música suave, brisa cálida y un halo dorado sobre la ciudad: un cierre perfecto para tu primer día en el archipiélago.

Día 2 – Tagaytay y el volcán Taal: un susurro entre nubes y fuego

Tu segundo día comienza con una escapada a Tagaytay, el balcón natural de Luzón. El trayecto desde Manila es parte del encanto: poco a poco, el aire se vuelve más fresco, la vegetación más densa y las vistas, más dramáticas.

A tu llegada, el protagonista se deja ver desde lejos: el volcán Taal, pequeño en tamaño pero grande en historia y energía. El lago que lo rodea refleja el cielo como un espejo, y en medio, como una joya flotante, el cráter humeante espera ser explorado. Subir hasta la cima —ya sea a pie o a caballo— no es solo una caminata: es sentir el corazón de la tierra latiendo bajo tus pies.

Después de la aventura volcánica, te espera un cambio de ritmo. Dirígete a Picnic Grove, un parque colgado en las alturas desde donde se ven las mejores postales del lago Taal. Aquí el tiempo se estira: puedes hacer un picnic bajo los árboles, caminar entre miradores, lanzarte en tirolina o simplemente cerrar los ojos y escuchar el canto de las aves.

Al final del día, regresa a Manila con el cuerpo cansado y el alma expandida. Nada como una cena junto a la bahía para repasar mentalmente cada escena de esta jornada tan volcánica como mágica.

Día 3 – Palawan: Acantilados, lagunas secretas y cielos turquesas

Prepárate: lo que viene hoy te va a volar la cabeza. Muy temprano, toma un vuelo desde Manila hacia uno de los rincones más fotogénicos del planeta: El Nido, en la isla de Palawan. Desde el primer vistazo, sabrás que has llegado a un lugar único. La bahía de Bacuit te recibe con sus formaciones kársticas afiladas, que se alzan desde el mar como esculturas de otro mundo. El agua, de un azul casi irreal. La arena, suave como harina entre los dedos.

Tras instalarte, embarca en una de las experiencias más mágicas que ofrece Filipinas: el famoso island hopping. Un barco tradicional te llevará a recorrer islas y lagunas escondidas entre acantilados. Empieza por la Big Lagoon, donde el kayak se desliza entre paredes verticales tapizadas de verde. Luego, explora la Small Lagoon, más íntima, donde puedes flotar en silencio bajo el eco de las rocas.

Y no te pierdas la Secret Lagoon, accesible solo por una pequeña grieta en la piedra. Dentro, un claro escondido de aguas tranquilas y luz filtrada que parece salido de una película de fantasía. Es de esos lugares donde se suspira sin querer.

Cuando regreses a tierra firme, quédate a ver el atardecer desde la playa. El cielo arde en tonos naranjas y rosados mientras las barcas regresan a puerto. Es difícil no quedarse hipnotizado por el horizonte. Esta noche, duerme con sal en la piel y una sonrisa que no te va a caber en la cara.

Día 4 – Puerto Princesa: Cuevas subterráneas y mercados locales

Hoy la ruta te lleva al sur de Palawan, hacia otra de sus joyas: Puerto Princesa, una ciudad costera con un encanto más pausado y auténtico. El camino desde El Nido no solo es una transición geográfica, sino también un cambio de ritmo: pasas de las islas salvajes al corazón cultural de la provincia.

Tu primera parada no puede ser otra que el Parque Nacional del Río Subterráneo de Puerto Princesa, una de las Siete Nuevas Maravillas Naturales del Mundo. El recorrido comienza en barca, adentrándote poco a poco en la boca de la cueva, donde el río esconde más de 8 kilómetros de recorrido bajo tierra. Adentro, el silencio se rompe solo por el sonido del remo y los ecos de los murciélagos. Las formaciones de estalactitas y estalagmitas parecen esculturas esculpidas por siglos de paciencia y humedad.

De vuelta en la ciudad, cambia casco por calle y explora el lado más cotidiano de Puerto Princesa. El mercado local es un hervidero de colores y aromas: frutas tropicales, marisco fresco, tejidos, dulces... Un buen lugar para comprar recuerdos únicos (y comestibles).

Después, haz una pausa en la Catedral de la Inmaculada Concepción, con su elegante fachada azul celeste y sus vitrales que filtran la luz del trópico. No es solo un templo religioso: es también un símbolo de la herencia hispana del país y un oasis de calma en medio del bullicio urbano.

Cuando el sol empiece a bajar, el mejor plan es sencillo pero perfecto: una cena frente al mar. Puerto Princesa tiene varios restaurantes donde puedes probar platos locales como el kinilaw (ceviche filipino), adobo, o pescado fresco a la parrilla. Algunos locales incluso sirven la curiosa crocodile sisig, una rareza solo para valientes.

Acaba el día con la brisa en la cara y el sonido de las olas como telón de fondo. Mañana te espera uno de los paisajes más surrealistas de Filipinas: las legendarias Colinas de Chocolate.

Día 5 – Bohol: colinas de otro mundo, tarsiers diminutos y un río de calma

Tu último día comienza con un vuelo hacia una de las islas más peculiares y completas de Filipinas: Bohol. Esta joya del archipiélago Visayas reúne naturaleza surrealista, fauna endémica y una tranquilidad que contrasta con el bullicio urbano.

Apenas aterrices, pon rumbo al corazón de la isla para conocer su mayor tesoro visual: las Colinas de Chocolate. Más de 1.200 colinas perfectamente redondeadas que se extienden hasta donde alcanza la vista. En estación seca se tiñen de marrón, de ahí su nombre; en época de lluvias, se visten de verde brillante. Desde el mirador principal, el paisaje parece sacado de un cuento de fantasía.

A solo unos minutos se encuentra otro de los habitantes más entrañables de Filipinas: el tarsier, un primate minúsculo con ojos enormes y mirada hipnótica. Visita el Santuario de Tarsiers de Bohol, donde podrás verlos en su entorno natural y conocer los esfuerzos por proteger a esta especie en peligro de extinción.

Ya por la tarde, ponle el broche de oro a tu paso por Bohol con un paseo por el río Loboc. Un barco tradicional te lleva río arriba, entre palmeras, vegetación exuberante y sonidos de la selva. Mientras saboreas un almuerzo típico al ritmo de música local en vivo, entiendes por qué este país se vive con todos los sentidos.

El regreso a Manila marca el final de esta aventura tropical. Si aún tienes energía, aprovecha tu última noche para una cena relajada o para comprar los últimos recuerdos: artesanía, dulces de coco o una camiseta que diga “It’s More Fun in the Philippines” (y, esta vez, no es marketing… es verdad).

Mapa de qué ver en Filipinas en 5 días

Aquí puedes visualizar todos los lugares imprescindibles de este itinerario para ayudarte a planificar mejor cada trayecto:

Cómo es el clima en Filipinas y qué esperar

Filipinas tiene clima tropical todo el año, lo que significa calor, humedad y sol... pero también lluvias intensas en ciertas épocas. No todos los días son de postal, y eso también forma parte de su encanto.

• 🗓 Mejor época para viajar: de noviembre a abril. Es la temporada seca, ideal para moverse entre islas, bucear o explorar playas sin preocuparse por el paraguas.

• 🌧 Temporada de lluvias: de mayo a octubre. Puede llover fuerte, a veces durante horas seguidas. Pero ojo: también es cuando todo está más verde y hay menos turistas. ¿La clave? Planear rutas flexibles y siempre llevar un impermeable en la mochila.

Dinero en Filipinas: cómo manejarlo sin complicaciones

La moneda oficial en Filipinas es el peso filipino (PHP), y aunque muchas zonas turísticas aceptan tarjetas, el efectivo sigue siendo el rey en mercados, pequeños negocios y áreas rurales.

🏧 Cajeros automáticos: abundan en ciudades grandes como Manila, Cebu o Davao. Pero en islas pequeñas (como Siquijor o Camiguin), pueden ser escasos o estar fuera de servicio.

💳 Tarjetas: se aceptan en hoteles, centros comerciales y restaurantes medianamente grandes. Algunos locales cobran una comisión adicional (entre 3% y 5%), así que consulta antes de pagar.

💰 Efectivo: imprescindible para transporte local (jeepneys, triciclos), souvenirs, propinas o snacks callejeros. Lleva billetes pequeños: muchos puestos no tienen cambio.

🔁 Cambio de moneda: hazlo en casas de cambio oficiales o en bancos. Evita cambiar en aeropuertos, donde el tipo suele ser peor.

Transporte en Filipinas: cómo moverse sin perder la paciencia

🏙 En ciudades

• 🚕 Taxis: disponibles en Manila y otras grandes urbes. Usa apps como Grab para evitar regateos o estafas.
• 🛺 Triciclos: moto con cabina lateral, ideal para trayectos cortos. Negocia el precio antes de subir.
• 🚍 Jeepneys: coloridos vehículos colectivos símbolo del país. Muy baratos y auténticos, aunque algo caóticos para principiantes.

🏝 Entre islas

• ✈️ Vuelos domésticos: rápidos, frecuentes y baratos si se reservan con tiempo. Revisa aerolíneas como Cebu Pacific, Philippine Airlines o AirAsia.
• ⛴ Ferris y bangkas: los ferris conectan islas grandes. Las bangkas (barcas de madera con estabilizadores) son ideales para tramos cortos o excursiones en islas como El Nido, Bohol o Siargao.

💡 Consejo de ruta: deja siempre margen entre conexiones. Las condiciones del mar o el clima pueden retrasar los trayectos (y mucho).

Idioma en Filipinas: Cómo comunicarte con facilidad

El inglés y el filipino (Tagalog) son los idiomas oficiales de Filipinas, facilitando la comunicación para los turistas. En áreas urbanas y turísticas, la mayoría de las personas habla inglés con fluidez. Sin embargo, en zonas rurales, el conocimiento del inglés puede ser limitado.

Aprender algunas frases básicas en filipino, como "salamat" (gracias) y "kamusta" (hola), puede ser muy útil y apreciado por los locales. Además, el país tiene numerosos dialectos en diferentes regiones, lo que añade una interesante riqueza cultural a tu viaje.

FAQs de qué hacer en Filipinas en 5 días

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